jueves, 29 de agosto de 2019

¿Qué podemos esperar de nuestros alumnos respecto al manejo del lenguaje?




El gorjeo o balbuceo

La actividad del gorjeo o lalación aparece a veces desde el primer mes de edad del niño, y contribuye a la organización progresiva, y cada vez más fina, de los mecanismos de producción de sonidos. Se trata de sonidos preferentemente vocálicos, indiferenciados, con tendencia a su mayor articulación.
Estos sonidos a veces son respuesta a estímulos somáticos, visuales o  acústicos. Pero a menudo se producen espontáneamente, y hasta los emite el niño en estado de reposo.
A partir de los dos meses, los gorjeos del niño pueden responder a veces a palabras de la madre, con lo cual se establece una especie de diálogo.
El gorjeo sigue siendo, no obstante, una manifestación prelingüística que utiliza los órganos de la voz para vibraciones, gargarismos, chasquidos, sonidos silbantes... Si no constituyen un lenguaje, mucho menos pude pensarse que formen parte de una lengua.
El hecho de que los produzcan también los niños sordos deja claro que no están provocados necesariamente por estímulos auditivos.
Producción de sonidos prelingüísticos:

Etapa 1ª:
De 0 a 8 semanas:


gritos reflejos y sonidos vegetativos.

Etapa 2ª:
De 8 a 20 semanas:


gorjeos, arrullos y sonrisas.

Etapa 3ª:
De 16 a 30 semanas:


juegos vocálicos.

Etapa 4ª:
De 25 a 30 semanas:


balbuceo reduplicativo.

Etapa 5ª:
De 36 a 72 semanas:


balbuceo no reduplicativo y jerga expresiva.

El primer lenguaje

El primer lenguaje abarca dos aspectos distintos:
- la comprensión pasiva,
- la expresión activa.
Es evidente que la comprensión es anterior a la expresión. Precisamente la comprensión pasiva resulta más difícilmente evaluable. Para conseguir su evaluación, siempre imprecisa, hemos de servirnos de conjeturas y de testimonios extralingüísticos. Así podemos observar que el niño sonríe, palmea o se agita alegremente ante determinadas palabras o frases. En consecuencia interpretamos estas reacciones como que el niño entiende, o tal vez recuerda, o quizá se le provoca un reflejo condicionado.
Para algunos, en estos contactos, el niño capta un material sonoro que va acumulando y que constituye sus futuras primeras palabras cuando pueda convertirlo en material articulado. Sus emisiones no se producen inmediatamente.
Al contrario, parece ser que en muchos niños las primeras palabras van precedidas de un período de silencio. El gorjeo o balbuceo queda recortado   o se limita a los juegos de acostarse y levantarse, y se prolonga incluso durante el sueño.
Durante este período de mutismo el niño reduce, con toda probabilidad, la amplísima gama de sonidos propia del período de lalación, para centrarse en sus esfuerzos en los grupos fonéticos propios de la lengua materna.
Estos fenómenos se producen paralela y simultáneamente a la aparición de las primeras palabras.
La síntesis entre el sonido y el significado de las palabras supone un fenómeno muy complejo, y para PIAGET se realiza gracias a la facultad de representación, inmersa en el juego simbólico.
A los 12 meses el niño puede conocer de 5 a 10 palabras a las que atribuye un sentido impreciso y global. A los 2 años su vocabulario puede alcanzar ya 200 palabras. A los 2 años y medio, unas 400; y a los 3, ya ronda el millar. Para poseer entre 2.000 y 3.000 a los seis años.
El niño progresa en el desarrollo y adquisición del lenguaje, no por simple adquisición de estructuras cada vez más complejas, sino en virtud de la comprensión del medio.

Análisis de la adquisición del lenguaje

Podemos decir que el lenguaje tal y como nosotros lo percibimos es el resultado de la implicación y simultaneidad de cuatro organizaciones distintas que corresponden a otros tantos componentes del mismo. Según esto podríamos hablar de:
- organización fonológica,
- organización léxico-semántica,
- organización morfosintáctica,
- organización psicoafectiva.
Los componentes del lenguaje están en íntima interdependencia y actúan simultáneamente o por medio de procesos no bien definidos que los hacen inseparables. 


La adquisición del vocabulario

La etapa de las primeras palabras se inicia entre los nueve y los catorce meses. En ella convergen los procesos de percepción y producción fonológicas a los que se superponen la función expresiva y la función referencial propias de la organización léxico-semántica. Y también en esta fase hay que distinguir la comprensión, que precede, y la expresión de las palabras.
En la adquisición del vocabulario aparecen en primer lugar los sustantivos y las interjecciones; los primeros como designación de personas (papá, mamá) y objetos del entorno; las interjecciones, en cambio, como elemento que recuerda el grito con función apelativa.
Hacia los quince meses aparecen los primeros verbos, y hacia los   veinte, los adjetivos y los pronombres. A causa de la aparición de los sustantivos como palabras-frase, con frecuencia equivalentes a un deseo, algunos han defendido que estos sustantivos a menudo ejercen la función de verbo. Así, agua, puede significar: dame aguaquiero aguatengo sed... Lo que justificaría su identificación como verbos.

REFLEXIÓN

Es evidente que el lenguaje oral tiene una importancia relevante tanto en la comunicación humana como en el desarrollo del pensamiento, para construir nuevos conocimientos y poder interpretar la realidad. La enseñanza de la comprensión y la expresión oral es un proceso complejo en el que los docentes se encuentran con dificultades relacionadas con las estrategias y los procedimientos de enseñanza.
Generalmente, se ha considerado que la lengua oral debe trabajarse intensamente durante las primeras etapas, ya que en esas edades la adquisición del lenguaje es fundamental. A partir de primaria el enfoque de la enseñanza oral va dejando paso a la lengua escrita y en cursos superiores la práctica de ensenar lengua oral esta poco extendida aunque su uso debe centrarse en la reflexión de los procesos de aprendizaje.

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